A finales de los años 20 Gregorio Bosacoma regentaba un pequeño taller dedicado a la tintura de tejidos en Sant Feliu de Guíxols, una pequeña localidad ubicada en pleno corazón de la Costa Brava (Gerona, España).
Después de la primera guerra mundial, renace una mujer más liberada y activa, y consecuentemente, surge la necesidad de productos que la hagan sentirse mejor consigo misma. Ante esta situación, los peluqueros de Sant Feliu de Guíxols pidieron a Gregorio que desarrollara nuevas tinturas que les permitieran ocultar los efectos de la edad en el cabello de sus clientes.
Poco a poco Gregorio fue introduciéndose por sí mismo en el mundo de la belleza, investigando y consultando a los proveedores de tinturas y a los profesionales de la peluquería de la zona sobre técnicas y procesos.A finales de la década de los años 20, logra desarrollar su primer producto, un tinte para el cabello. Meses después, fundó la marca KIN (1932).
Poco después, en el 1936 estalla la Guerra Civil Española obligando a Gregorio a detener la actividad de la empresa. En 1940 se produjo el retorno definitivo, pero al poco tiempo Gregorio falleció por enfermedad a temprana edad.
Su hijo Leonci sin conocimiento de la profesión, pero emprendedor donde los haya y con ideas renovadas, quiso seguir con el proyecto de su padre para honrarle la memoria. Se autoformó mediante la lectura de libros de química y realizando pruebas alquimistas en su pequeño laboratorio. Poco después fundó unas nuevas instalaciones donde la producción y la expansión de la marca fueron en aumento. Aquí Leonci, incorporó nuevas referencias siempre destinadas a los profesionales de la peluquería. Creó el KIN Cosmetics que conocemos hoy en día.
La 3ª generación, se incorpora al negocio a partir del 1968. Es Leonci Bosacoma (nieto del fundador) con quien KIN Cosmetics vive unos años de enorme expansión. Y más adelante José María, titulado en química que aporta amplios conocimientos y reorganiza el departamento técnico para alcanzar nuevos retos.
La 4ª generación, empieza en 1996 por Joan María (hijo de Leonci), quien tras licenciarse en Administración y Dirección de Empresas garantiza la continuidad de la política de crecimiento de la empresa abriendo las puertas al mercado exterior. Y Jordi, que tras finalizar sus estudios en Diseño Gráfico, aporta un salto cualitativo de imagen a la marca para evolucionarla continuamente y adaptarla a las nuevas tendencias y necesidades del mundo de la cosmética de hoy.
